Sus logros, avances, entusiasmo y capacidad nos impelieron a prepararnos y capacitarnos más cada día; buscando estar a su altura. Les atendíamos en nuestra primaria; lograban aprender, integrarse y desarrollarse en un ambiente donde eran respetados y reconocidos, sin sufrir ningún tipo de bullyng o acoso.
Alumnos con características de Síndrome de Down, Asperger TEA, TGD, DI, etc., terminaban su primaria de manera exitosa y feliz.
El problema venía después, cuando pretendían ingresar a una secundaria. La historia no variaba demasiado de una escuela a otra: los rechazaban o los recibían solo para tenerlos dentro del salón “pastoreándolos” mientras atendían a los otros chicos. En el mejor de los casos, sin sufrir bullyng. Algunos de nuestros alumnos, definitivamente preferían incluso quedarse sin escuela y estudiar desde casa, perdiendo toda oportunidad de socialización y desarrollo en sociedad.
Esto fue el último empujón para decidir abrir la secundaria.
Todos, sin excepción, somos valiosos e importantes.
Todos somos necesarios.
Todos podemos aprender de todos.
La inclusión no es más que lo que debe ser, una sociedad donde estamos y cabemos todos.
Todos tenemos áreas de oportunidad y todos tenemos fortalezas útiles para la sociedad.
Todos estamos aprendiendo constantemente.
Aprendizaje centrado en la persona.
Calidad de vida.
Uniendo estos conceptos, y haciendo las adecuaciones necesarias a los programas de la SEP; armamos nuestro Plan de Trabajo. Con él hemos incursionado en los niveles superiores de educación los últimos 4 años, obteniendo excelentes resultados que se muestran en:
Chicos felices.
Jóvenes con habilidades para incorporarse a la vida laboral.
Alumnos que se desarrollan en un ambiente seguro, respetuoso, amoroso y feliz.
Potenciación de las habilidades lingüísticas y matemáticas.
Autonomía en actividades de la vida diaria.
Inclusión autónoma e independiente en algunas actividades y sectores de la sociedad.
Manejo responsable de medios de comunicación.